VIAJAR EN MOTO. VIETNAM BY BIKE REPORT (PORTUGUESE VERSION)

Viajar En Moto. Vietnam By Bike Report by Ildefonso García
Source: http://www.motociclismo.es/comunidad/rutas/articulo/viajar-en-moto-vietnam. To translate this article into English please paste the link to Google Translate

A quien ya esté cansado de las cómodas suites de los hoteles europeos, puede darse un salto a Vietnam. En el norte del país no hay turismo, pero sí montañas, carreteras secretas y gente maravillosa. Todo lo hemos descubierto a lomos de una vieja moto de alquiler.

El callejón es oscuro, estrecho, sucio, y cavernoso. Aquí es donde se va a producir la transacción. Las sombras pasan fugaces por las puertas, las cucarachas campan a sus anchas en el suelo negro, y el aire parece pegarse a las paredes. El señor Anh Wu ya está esperando con el contrato en la mano. No se inmuta al señalar hacia una chatarra de dos ruedas, oxidada, y bastante destrozada. «No le damos importancia a la estética, sino a la fiabilidad», me tranquiliza el señor Wu.

No está claro la edad ni las prestaciones de la Honda GL 160 Pro. Una mula de carga que lleva más de 20 años dándolo todo. El monocilíndrico de 4T se mantiene con vida gracias a piezas de Indonesia, pues se probaron unos pistones chinos que no dieron buen resultado. La potencia se estima en unos 14 CV, y deberá ser suficiente para que el jamelgo nos lleve a Claudia y a mí por el norte de Vietnam. Aparte del señor Wu, nadie parece creer en el futuro de esta misión. El dueño de este amasijo de hierros mira con total confianza a su oxidada propiedad. Tras un par de intentos, el monocilíndrico cobra vida y suena mejor de lo que uno podría esperar.

Si la palabra caos se puede aplicar de forma literal, es, desde luego, al tráfico en Hanoi. Aquí hay infinitas motos de 110 cc fabricadas en Japón, Corea o China: Honda, Yamaha, SYM, Loncin, etc. A estos vehículos de dos ruedas, para dar un poco de variedad, se añaden las Minsk, motos rusas de 2T. Las carreteras están desbordadas por camiones, autobuses, coches, motos, bicis, rickshaws (carritos tirados por una persona) y peatones que no parecen tener mucho apego a su vida. Se pelea por cada milímetro de espacio y el que duda pierde la batalla.

Los que piensen que nuestra Honda va cargada mejor que miren alrededor, esta megalópolis de siete millones está a rebosar de motillas que salen de todos los rincones. Dos ruedas bastan para llevar unas cargas más propias de un camión de tres toneladas: armarios, camas, gallinas, cerdos, pescado etc. Unos pesos que a veces requieren unos amortiguadores suplementarios. Incluso el lugar del piloto está ocupado por toda la familia, con el bebé en medio, entre papá, mamá, y detrás la hija y el hijo. Así hasta que el fulano apenas puede mover el manillar.

Pasito a pasito vamos dejando Hanoi atrás. Nuestro jamelgo continúa portándose bien. En quinta alcanza una velocidad punta de 100 km/h con el motor girando a casi 11.000 rpm. A estas velocidades la sensación es como si fuésemos a romper la barrera del sonido. Lo normal es rodar siempre entre 40 y 60 km/h, con la excepción de los cochazos de los funcionarios del partido, los autobuses de larga distancia y los camioneros locos.

Navegamos hacia el suroeste, en dirección a la bahía Ha Long. La Honda sigue hacia adelante, hay que hacer uso intensivo del cambio y mantener los ojos bien abiertos, pues ya se ha hecho de noche y el cansancio es cada vez más pronunciado. Estamos en la región de Mao Khe, donde se extrae carbón. Allí, la fina lluvia, mezclada con el polvo del carbón hace que parezca que hay un suave telón permanente.

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Como En Casa

En el muelle de Ha Long hay turistas que admiran las llamativas formaciones de rocas. Estas islas son patrimonio de la humanidad y en ellas se ha filmado alguna película de James Bond. Aquí sucedió el famoso incidente de Tongking: el 2 de agosto de 1964, cuando un guardacostas norvietnamita disparó al destructor Maddox de la marina estadounidense. Un conflicto que provocó el comienzo de la guerra de Vietnam.

Nuestra mulilla, que sigue poniéndose en marcha a la primera, parece feliz de llevarnos a Hai Phong, Thai Binh, y Nin Binh. A partir de aquí ya no hay turistas. Está claro que no es que la moto les llame la atención, pero el caso es que cada vez que llegamos a un sitio los niños nos reciben con un: «Hello, hello». En sus ojos, al igual que en el de los adultos, hay una mirada de auténtica y desinteresada bienvenida que te hace sentir como en casa. A diferencia de en las grandes ciudades, no notas apetencia por sacarte el dinero. La vida parece simple y armoniosa, aunque en realidad está determinada por complicadas estructuras religiosas, sociales y tradicionales que los europeos apenas somos capaces de entender.

Con los extranjeros no tienen muy buena experiencia en Vietnam. Antes de que abandonaran el país las tropas de EE.UU, fue una colonia francesa desde 1887 hasta 1954, algo que todavía se nota en aspectos como la arquitectura. A pesar de esto casi nadie habla inglés o francés, pero la comunicación por señas funciona de forma espléndida.

Desayunamos en un mercado y casi nos parece estar en África. Acompañados por la lluvia continuamos nuestro camino, después de que la Hondita se haya llevado una buena ducha. A los pueblos a los que llegamos siempre somos recibidos con los brazos abiertos.

Veteranos De Guerra

En Trieng Xeu el hambre nos lleva hacia un oscuro bar al borde de la carretera. Con el dueño fumo la tradicional pipa de bambú y nos tomamos unos vasos de vino de arroz, mientras que su mujer nos sirve una sopa cuyo contenido es mejor ignorar. Algunos hombres vestidos con viejos uniformes nos hablan de las secuelas de la guerra, mostrando algunos cuerpos mutilados adornados con unos cuantos tatuajes. Acto seguido se ponen a cantar un himno de loa a Ho Chi Minh, el fundador del partido comunista, que liberó a Vietnam del control francés. El dueño del local coge una placa en memoria del gran Ho y se la acerca al pecho. Me pide encarecidamente que en la vuelta pasemos otra vez por su bar, su mujer y Claudia se dan besos y abrazos de despedida, tras comunicarse con señas. Todos hemos conocido informaciones sobre los sufrimientos de los soldados americanos que fueron a Vietnam, pero muy poco sabemos sobre los veteranos de guerra vietnamitas. En el viaje vimos que muchos de ellos solo pueden vivir siendo esclavos del alcohol y del opio.

Vamos hacia las montañas en dirección a Mai Chau, atravesamos algunos puertos que nos llevan a la región donde habita la minoría Muong. Una etnia que construye sus casas en alto, a modo de palafitos, y cuya vestimenta y apariencia recuerda a los indios peruanos. En los trayectos entre un pueblo y otro nos encontrábamos gran cantidad de escolares. Muchos vietnamitas piensan que la educación es una de las mayores virtudes, y en nuestro viaje vimos muchas escuelas, tantas como barrocos edificios oficiales del partido comunista, el cual proclama a los cuatro vientos el crecimiento económico que está experimentando el país.

Entre Moc Chau y Son La, entramos en las remotas regiones montañosas del noroeste. Nuestra mulilla tiene que superar pendientes con un desnivel del 10 por ciento y «respirar» por encima de los 2.000 metros, por lo que en más de una ocasión no hay más remedio que circular en primera velocidad. Además, el freno delantero comienza a desfallecer. Pasamos por campos de arroz donde los agricultores trabajan empleando la fuerza de los búfalos acuáticos.

En Bac Yen paramos en un taller de motos. La maneta de freno ya toca con el manillar y en la bolsa que el señor Anh Wu nos dio con repuestos no hay líquido de frenos. El responsable del taller va a buscar lo que le hace falta a nuestra montura. Se ajusta y engrasa la cadena. En cualquier pueblo encuentras mecánicos capaces de soldar un cardan, rectificar un motor, lo que sea, aunque no siempre el resultado pueda ser óptimo.

Pasamos por la ribera de un precioso río, mientras el sol, muy arriba, cada vez se ve más rojo. Casas flotantes, búfalos acuáticos, niños, cerdos, pollos, gansos, perros, bambú, plátanos, cañas de azúcar etc. Una y otra vez somos recibidos con alegría cada vez que aparecemos con nuestra Honda en un pueblecito.

Hemos vivido una aventura que casi parece un sueño, 2.000 km que en Europa hubiesen sido algo así como 6.000 por el esfuerzo requerido para recorrerlos. Regresamos al caótico Hanoi, donde en un oscuro callejón donde las cucarachas campan a sus anchas nos espera el señor Ahn Wu con una sonrisa.

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Información Sobre Vietnam

Viajar por el norte de Vietnam no tiene nada que ver con visitar Tailandia y Laos. En esa parte del país no hay casi turismo y mucho menos en moto. Esta experiencia, gracias a su gente y al paisaje, te calará hondo.

Después de 60 años de colonialismo francés, Vietnam fue conquistado por Japón en 1941. El país fue dividido en 1945, el comunista Vietnam del Norte (capital Hanoi) y el pro occidental Vietnam del Sur (capital Saigón). En 1976 se produjo la reunificación tras la guerra con EE.UU. Saigón fue llamada Ho Chi Minh en honor del líder político.

Las montañas del noroeste ofrecen un enorme atractivo natural, aunque todavía hay secuelas de las atrocidades químicas realizadas por el ejército estadounidense. Aún es posible en las áreas rurales encontrar minas de la época de la guerra. En Vietnam no existe la propiedad privada de la tierra, sino que el Estado la cede durante 50 años.

Tanto en Hanoi como por sus alrededores el tráfico es un enorme caos. En carretera abierta los adelantamientos son de cualquier manera y es imposible cubrir grandes distancias en un solo día. Una moto pequeña es ideal, además te permitirá disfrutar del paisaje a un ritmo ideal. El alquiler de una Honda GL 160 cuesta 140 dólares (107 euros) y una XR 250 sale por 183 euros. Puedes encontrar más información en www.motorbikevietnam.com.

Los vietnamitas se mueven a lomos de Honda Cup de 110 cc. Se emplean para transportar todo tipo de mercancías y destacan por su robustez y fiabilidad. El señor Anh Wu alquila Honda XR 250 y Honda GL 160, esta última es excelente para viajar por Vietnam. Más información en www.offroadvietnam.com.

Por último, queda hablar de la climatología. El norte tiene una climatología diferente al sur, los mejores meses para viajar son de noviembre a mayo. En diciembre y enero la temperatura es agradable y llueve poco. Vietnam es una de los países donde más llueve del mundo. La temperatura oscila entre 20 y 35o C. La época de lluvias es de mayo a octubre y siempre hay mucha humedad en el ambiente.

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